Esta iglesia barroca en su exterior (siglo XVII) tiene
una portada bastante sencilla y grandes volutas que unen los
cuerpos. La torre es prismática, fuerte y chaparra, con
dos troneras a cada lado en su último piso. Lleva pilastras,
entregas y sobre el tejado los consabidos "bolos" tan
montañeses. En su interior todo un abovedamiento gótico
estrellado, cubierto totalmente de pintura, anormal tratamiento
muy sugestivo. Buenos retablos del XVII-XVIII, el central obra
de Hernando de Malla (1632). Virgen gótica sedente, tsiglos
XIII-XIV.
Esta iglesia es la continuadora de un viejo monasterio -Santa
María de Miera- que ya consta en el siglo XI y que más
tarde se incorporó a la abadía de Santander.
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