La llegada de la corriente renacentista no afectó por igual a todos los puntos de la Península. Los puntos más influenciados por los giros intelectuales fueron aquellos centros cultural y económicamente importantes. Cantabria se mantuvo alejada de los cambios y mantuvo su mentalidad medieval y satírica, lo cual no implica una falta de calidad o carencia de innovaciones.

Dentro de la sátira y el hedonismo medieval hay que destacar a Rodrigo de Reinosa, con una notable aportación a la lengua y a los tipos nacionales.

En la poesía surge el Romancero basado en los cantares de gesta medievales, en cuya formación contribuyeron algunos destacados autores de esta provincia que guardaron la tracionalidad y crearon un género. Los poetas más destacados de Cantabria no fueron estrellas importantes, pero dentro del ambiente juglaresco alcanzaron cierto éxito.

Teniendo siempre en cuenta las limitaciones socio-culturales de Cantabria, el progreso literario de esta época puede esquematizarse de la siguiente manera:

- Popularismo de Rodrigo de Reinosa

- Romancero Tradicional

- Romances cultos

Esto desemboca en el siglo XVII en la lírica barroca y cortesana.

Rodrigo de Reinosa supone la primera aportación con nombre propio conocido a la literatura española. Su nacimiento se estima en los años centrales del siglo XV, dejó de escribir en 1524 y debió morir hacia 1530.

En el estudio de su obra nos encontramos con los principales problemas que surgen en el estudio de cualquier obra de la literatura medieval: se conservan copias y no originales, por lo que la determinación de la autoría es más complicada, así como la fecha de su primera edición. Su fama se cimentó en su obra misógina, aunque tiene aportaciones mucho más interesantes. No fue un gran poeta, pero sí una persona que supo dejar testimonio de los grupos sociales que observó, reflejando fielmente lenguaje y costumbres. Se le puede encajar entre los juglares seguidores del Arcipreste de Hita, los cuales preconizaban el disfrute de la vida y son precedentes de la Celestina de Rojas.

ElRomancero ha sido una de las épocas de las que menos testimonios han quedado en Cantabria. Apenas podemos recoger más que un par de romances religiosos y varios fragmentos de otros temas. La investigación de escritores como Menéndez Pelayo, Cossío y Maza ha dado su fruto pudiendo recoger más de 160 romances de distintas zonas de la región. Son temas modernizados que provienen de temas del siglo XV. Destacan El Romance del Conde Olinos, El Conde Lucanor.

Dentro del Romancero hay que destacar la figura de Antonio Ruiz de Santillana del que se conserva un pliego cordel titulado Romance nuevamente compuesto, formado por tres romances de los que sólo se tiene constancia de su autenticidad de uno de ellos. Su valor reside en que se recoge una versión antigua, la única que se conserva, de un romance perteneciente al ciclo de las "misas de amor".

Otro autor importante dentro del Romancero es Sebastián Vélez de Guevara, quien en 1592 reunió Flor de varios romances para evitar la distorsión que sufrían éstos al ir de boca en boca.

La prosa en los Siglos de Oro de la literatura española tiene un mayor desarrollo que la poesía normal. No encontramos novelistas montañeses en esta época, lo que no impide que la prosa que se realiza en la región sea de menor interés, la prosa ideológica tiene tanta importancia como la imaginativa.

Entre los prosistas didácticos de esta época hay que destacar a Guevara, que será a nivel nacional uno de los más importantes. Se unen en él la ficción y la erudición. Su influencia política y literaria será enorme y trascendental para la nación.

Otras figuras destacadas son Bustamante con su traducción de Ovidio, Escalante y García de Palacio.

La prosa histórica tiene también un pequeño reflejo en Cantabria. Se realiza con una aplicación más didáctica que científica, predominando lo literario sobre el rigor de la investigación. Los autores más destacados dentro de esta disciplina son fray Gonzalo de Arredondo y Alvarado, Juan de Castañeda Salinas, fray Francisco de Sota y fray Domingo Pérez.

El teatro es el género literario más dependiente del público y del desarrollo económico y social. Necesita centros urbanos de cierta importancia, personas y dinero para mantener a la compañía. Por este motivo en Cantabria no encontramos más que a un autor de interés en este género, es D. Antonio Hurtado de Mendoza, residente en la corte y no en la región. Su producción se acerca más a los moldes barrocos, centrada más en las grandes personalidades que en el pueblo, reflejando de esta manera las ideas y costumbres de la corte española.

El teatro del siglo XVI está impregnado del humanismo que se promocionó en España tras la llegada al trono de los Reyes Católicos, quienes utilizan la actividad dramática para dar a conocer la mentalidad renacentista que buscaban en la época. Dentro del género podemos encontrar tres modelos distintos:

- Religioso.

- Comedia.

- Tragedia.

Los dos primeros tienen su aparición a finales del siglo XV de manos de su creador Juan del Encina. Utilizó modelos clásicos con valores cristianos, pero la falta de un público adecuado hizo que la puesta en escena no fuera todo lo buena que cabía esperar. Perviven a duras penas para desaparecer con la llegada de Lope de Vega. En este movimiento teatral encontramos a Martín de Santander, Juan de Vedoya, y Jorge Bustamante. Dentro de la tragedia encontramos a Antonio Ruiz de Santillana.