El siglo XIV aporta una radical renovación del espíritu musical. La técnica sonora ensaya nuevos experimentos armónicos recogidos y ordenados por una caprichosa imaginación rítmica. El sonido deja de tener un fin exclusivo propio y se convierte en el centro de una sensibilidad subjetiva. Junto al compás ternario aparece el binario, grupos en tresillos y seisillos, toda una escala de valores largos y breves, de síncopas y ligaduras. El nuevo arte forja sus exteriorizaciones coincidiendo cronológicamente con la afirmación de un nuevo ideal expresivo.La teoría formula sus planes y normas junto a la práctica.

Philippe de Vitry fue quien dio nombre con un trabajo suyo al Ars Nova.

En este nuevo arte las voces alcanzan una vivacidad pintoresca, penetrante y llena de color. Introduce la construcción isorrítmica, considerada como una de las conquistas más notables de la nueva forma. Las voces inferiores y las superiores aparecen con análoga estructura rítmica, y proporcionadas en correspondencia perfecta. El alma de la estructura rítmica es siempre el tenor, en el sentido tradicional, osea, un fragmento melódico del canto gregoriano, pero ahora el tenor aparece construido, proporcionado, simétrico y estrófico. Al Ars Nova le caracterizan el melisma cantable, airoso e impregnado de melodio.

En cuanto a los instrumentos musicales ayudaron a su difusión y empleo los contactos con Oriente en tiempos de las Cruzadas y la dominación árabe en España. Entre los instrumentos de cuerda punteada se mencionan principalmente el arpa y la lira, de las que derivaron el laúd, la guitarra, el salterio y el medio salterio; entre los instrumentos de cuerda frotada el monocordio, la giga o ravel, la viella o viola. El clavicémbalo aparece en el siglo XIV; adquieren difusión el órgano pequeño y el grande. Entre los instrumentos de viento predomininan las trompas, las trombas, las cornetas, los pifanos, las plantas y el chalflmeau. Tienen uso común y popular la cornamusa (gaita de los árabes españoles) y la zanfonia.

Los motetes de Guillaume de Machaut encierran una afirmación puramente lírica de una sensualidad melódica y fascinadora que les permitió a algunos hablar de romanticismo.

El movimiento del Ars Nova alcanzó amplia resonancia en Italia. La música italiana en el siglo XIV fue una resonancia de la literatura; al "dulce estilo nuevo" de la poesía, siguió el "dulce estilo nuevo" musical, algo menos reflexivo y profundo.

El más antiguo monumento de la polifonía italiana en el siglo XIV, se remonta al 1340. La forma literaria más antigua es el madrigal, constituido métricamente por dos o tres estrofas de tres versos y dos versos al final. Predominaban los asuntos amorosos y abundaban los satíricos y políticos. El estilo musical de los madrigales mostró una notable afinidad con aquel del "conductas" que prodigó amplios floreos melismáticos.

Otra forma denominada "caccia" también tuvo entonces singular importancia y difusión en el terreno literario. El asunto representaba escenas de caza o cualquier otro suceso de carácter idílico. Adoptaba la forma musical de canon a dos voces, las cuales, figuradamente, daban la impresión de que una siguiese a otra, como en la caza; de aquí provino la palabra fuga.

La tercera forma es la balada, que corresponde al francés virelai, si bien se distingue de éste por el espíritu y la frescura del canto.

Entre todos los compositores italianos del Ars Nova sobresale la figura de Francesco Landino .

España conoció asímismo y practicó las formas nuevas de la música del siglo XIV. Surge en Castilla uno de los más grandes poetas medievales de Europa. Nos referimos a Juan Ruiz, el celebérrimo Arcipreste de Hita. Su "libro del buen amor" nos da una idea muy clara de cómo se cultivaba el arte musical profano en las tierras castellanas.

Por lo que se refiere a la música religiosa, el celebrado códice musical de las Huelgas ha conservado varias composiciones de principios del siglo XIV.

Volviendo a la música profana es necesario anotar que los archivos de la Cancilleria Castellana de aquel tiempo han desaparecido y las melodías de las cantigas "para judias e moras e para instrumentos" mencionadas por el arcipreste, nos son desconocidas.