La importancia ejercida por el ducado de Borgoña como centro de civilización y de cultura artística, en tiempos de Felipe el Bueno y de Carlos el Temerario ha salido a la luz en las más recientes investigaciones.

Guillaume Dufay puede considerarse como la figura musical más destacada en este período.

Es preciso tener en cuenta otro elemento de origen inglés. El tipo de la armonía inglesa, refinada y sentida, se diferencia del tipo de motete francés. En los músicos ingleses el elemento típico y decisivo está representado por el empleo de consonancias de tercera y sexta, lo cual constituye, precisamente, la técnica del Fabordón.

Pronto se advierte este carácter en las obras de John Dunstable, que resaltaba en la música inglesa de su tiempo.

La contribución de los músicos ingleses fue importante, no tanto por el conjunto de las formas musicales, derivadas en gran parte de las francesas, como por su estilo sonoro y melódico. Especialmente los trozos a dos voces permiten reconocer el predominio de la fuerza melódica; después, con Juan Okeghem se reforzará mucho este elemento expresivo.

Ahora vemos asociadas en feliz síntesis las corrientes estilísticas de procedencia variada. Junto al fabordón, la técnica del canon y de la imitación que habían difundido los italianos del siglo XIV, dan solidez estructural a la forma de la arquitectura sonora. La Italia septentrional abre las puertas a los músicos franceses, los cuales son influidos e influyen a su vez.

A principios del siglo XV Padua fue un centro importante y esta ciudad proveía a Venecia musicalmente. Giovanni Ciconia fue el músico más notable en Italia. Al principio del XV aparece ya Ciconia como un símbolo viviente de aquella fusión del espíritu italiano con el flamenco que se operará lentamente en la península italiana.

Las misas del siglo XV muestran, ante todo, un gran desarrollo de cada voz. Con frecuencia el canto dado surge de una canción popular más o menos profana, la cual servirá también para titular la obra. Comenzando por Dufay y siguiendo por los mayores maestros de los siglos XV y XVI y aún del XVII abundan los compositores que produjeron misas sobre este tema profano.

El arte flamenco se afirma con Johannes Ockeghem. Fue un compositor de una técnica nutrida pero esencial y en quien tuvo su principal base aquel movimiento que hallaría nuevos rumbos y que en el siglo siguiente produciría dos cumbres: Palestrina y Orlando de Lasso. La expresión sagrada y la profana encuentran en las voces, aquellos modos que se les consagran en pureza y realidad de sonidos; y así brotó una floración continua y lozana de misas, motetes y canciones.

En este período aparecen numerosos músicos de primera importancia como Jacob Obrecht, Antonie Busnois, Loyset Compire y sobre todo Josquin Després, compositor admirable especialmente en sus misas. La personalidad de Josquin, por su lirismo, correspondió al ambiente renacentista. Lo mismo que sus contemporáneos y sus continuadores, afirma cada vez más los procedimientos de la imitación y del canon.

De esta suerte, las voces se anonadan en una unidad cantable que produce complejidad y firmeza. Con las partes rigurosamente polifónicas alternan las homófonas. Desde entonces las unas no podrán separarse de las otras. La composición deja de ser absolutamente polifónica u homófona. La corriente vocal circula en un armonioso ambiente que constituye la atmósfera de la forma. El sentido armónico se constituye al entrelazarse las móviles líneas cantables o se extiende en un canto transparente y tranquilo, tal como lo había afirmado ya la música italiana en las manifestaciones popularizantes de la loa y de la copla.

La música de los maestros flamencos fue conocida y practicada durante el siglo XV en Castilla y Aragón. Por desgracia, está perdido el repertorio de la música hispánica que se practicó en la Corte castellana durante los dos primeros tercios del siglo XV; en cambio es numeroso y muy rico el conservado de la época de los Reyes Católicos. En su Corte se cantaba una canción polifónica amorosa típicamente española. Los precedentes de esta canción cultivada en aquella corte y acogida con tanto amor en los Cancioneros castellanos conservados, deben buscarse en la corte napolitana a mediados del siglo XV.


La música profana, vocal e instrumental

El siglo XVI

La música teatral

Principales Autores

 


BIBLIOGRAFÍA

"HISTORIA DE LA MUSICA". 3 tomos.
Autores: A. della Corte - G. Pannain
Editorial: Labor S.A.

"EL LIBRO DE LA MUSICA". La música a través de los siglos.
Autor: L. Alberti
Editorial: Queromon Editores, S.A.