- P A S I E G O S -

 

Nacido en Castillo de Siete Villas en 1887, abandona la carrera de leyes para dedicarse a la pintura. Realiza estudios en la Escuela de San Fernando con Cecilio Pla, Joaquín Sorolla y Emilio Sala, quienes le educaron en las premisas del impresionismo levantino. En Santander acomete su faceta de muralista, decorando con temas de inspiración mitológica el desaparecido teatro Pereda en 1915, y la mansión Pardo en 1918. Visita Italia y Francia becado por la diputación de Santander.
Tras una larga estancia en argentina, donde destaca como retratista y autor de paisajes urbanos, se establece definitivamente en Madrid, en 1956 desde donde viaja constantemente a Santander y Alicante hasta su muerte, en Madrid en 1964.
La primera producción de Gerardo de Alvear, por empujo de las pujantes escuelas costumbristas de principios del siglo XX, trata temas de etnología popular, con un dibujo muy preciso y oscuro cromatismo, para irse decantando hacia una pintura más suelta y colorista. Pintor tradicional, los últimos años de su vida toma del natural tanto el paisaje cántabro - con especial preferencia por la bahía de Santander -, como el levantino.
Captó sabiamente, con la técnica impresionista y una gama fría y luminosa, la condición atlántica de las costas de su tierra.

PASIEGOS (cuadro)
En las primeras décadas de nuestro siglo las diferentes escuelas de pintura regionalista optaron por variadas formas de aproximación al tema, desde la exaltación del alma popular vasca de los hermanos Zubiaurre y Elias Salaverria al matiz de protesta que introdujeron los gallegos Maside, Colmeneiro o Souto.
Los esfuerzos de conocimiento y divulgación de la identidad de Cantabria ocuparon también a nuestros más insignes creadores,inspirando los primeros años de Alvear y Ricardo Bernardo entre otros.
En "Los Pasiegos", Alvear caracteriza, sin apología ni reivindicación, al peculiar modus vivendi de sonrosados personajes, mediante un contenido descriptivismo de trajes, ajuar doméstico y vivienda, en cuya solana el mozo espera tranquilamente a que las mujeres terminen de acicalarse.

 



EL MARQUÉS DE VALDECILLA (cuadro)
Parte de la primera producción de Alvear se plasma en retratos académicos, en los que supo captar con maestría la personalidad de su modelo, en esta ocasión Don Ramón Pelayo de la Torriente, Marqués de Valdecilla, benefactor de Medio Cudeyo y promotor del hospital de Santander que lleva su nombre.
El indiano, que ha demostrado sobradamente el amor a su tierra natal, aparece desplazado, en composición diagonal, que otorga gran protagonismo al paisaje.


 

ATAÚLFO ARGENTA (cuadro)
A su vuelta a España desde Buenos Aires, Alvear pinta lo más significativo de su obra, entre la que se encuentra este retrato del músico Aatúlfo Argenta, que llegaría a ser director de la orquesta nacional en 1947 y al que Santander debe en gran parte la internacionalidad de su festival desde sus comienzos. La técnica evidencia una raigambre impresionista, que dota al cuadro de un aspecto suelto y abocetado característico de la última etapa de Gerardo de Alvear.

 



RAMÓN SÁNCHEZ DÍAZ (cuadro)
Leopoldo Rodriguez Alcalde ha destacado la maestría en el ejercicio del retrato de Gerardo de Alvear, que "cooperó al inmediato crédito de que disfrutó el artista dentro y fuera de Santander. Alvear no se dejaba invadir por la minuciosidad "favorecedora", y sus protagonistas aparecen cercados de un sutíl núcleo que calificaríamos de misterio.
Escritor de cuentos recopilados en "Amores y odios" y novelas como "Balada" y "Villasueños", el reinosano Sánchez Díaz conectó con los afanes noventayochistas en la indignación por la decadencia de su país.

 


BIBLIOGRAFÍA: "Cien Años de Pintura en Cantabria (1815 - 1915)". Diputación Regional de Cantabria. Instituto del Patrimonio Histórico y Monumental de Cantabria. 1988. Santander.